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Cada que se aproxima el final de año, es época para hacer balance, mirando tanto lo positivo como los logros y alcances de nuestro transitar, así como esos aspectos que nos conectaron, con dolor, rabia o tristeza y que también forman parte de nuestro trasegar por la vida.

Desde la mirada sistémica, vemos que son solo ciclos; ciclos que nos recuerdan el continuo movimiento de la vida, de la propia y del sistema, sea la familia, la empresa o la sociedad que hacen parte de la gran comunidad de destino que es el mundo entero y del cual por supuesto hacemos parte.

La aceptación de la vida, de sus procesos, sean los que nos hacen sentir felices, como los nacimientos, el crecer en cuerpo, en conocimiento, el cumplir con los mandatos de la familia, como la creación de pareja, la tenencia de los hijos, la proyección profesional y económica, el reconocimiento al empeño etc, son eventos que quisiéramos perpetuar.

Pero hay  otros como evidencia del dolor en los duelos por enfermedad, la muerte, la pérdida del negocio del empleo, de reconocimiento, que ponen de presente que los ciclos de la vida, son continuas aperturas y cierre de procesos que nos conectan con lo más profundo del ser humano como humano.

Una crianza adecuada, un hogar estable, unos padres sanos mentalmente son la base de una actitud sana y adecuada para enfrentar los ciclos de la vida y por ende sus cierres; buen cierre da tranquilidad, interna y externa, lo cual no implica que no duela. Una ruptura de pareja, un despido del trabajo, un cambio de país o hasta un ascenso, es un cambio que implica adaptación a una nueva vida, un duelo por excelencia.

Los duelos reviven los duelos anteriores y hay que vivirlos, pues incluso tienen etapas claras, pero como proceso tiene un tiempo y al final que permite un nuevo comienzo que da paso a la esperanza, a un nuevo ciclo.

Pasos que permiten cerrar los ciclos desde la mirada sistémica

Desde el punto de vista sistémico el proceso se puede resumir así:

  1. ver: que implica que a pesar del dolor o de la vinculación afectiva de la persona sea a un afecto, un trabajo, una persona, un lugar, observa sin juzgar en lo simple, en lo sencillo lo que la situación le brinda y esto le permite tomar un lugar frente a esto y lo que realmente puede hacer frente a ello.

Por ejemplo, ser despedido del empleo, o pensionarse, son circunstancias que son factibles de ocurrir y no preverlas implica cierta inmadurez o negación que es una defensa un poco infantil, asumirlo aunque duela es adulto y es lo que corresponde, haciendo el camino más fácil para resolver.

  1. Reconocer: lo que este afecto, situación, dolor o circunstancia le ha tocado como ser humano, le ha aportado y  permitido,  que tal vez no haya sido visto hasta ahora.

En pareja se encuentra que muchas veces uno de los miembros de la pareja, no escucha lo que con palabras, actos de manera directa o indirecta la pareja le dice como un llamado de alarma, hasta que ya es demasiado tarde.  En ocasiones se puede reparar, pero en otras no, ya es tarde, y sólo queda como experiencia para no volver a repetir.

  1. Agradecer: A ese momento, persona, circunstancia o dolor, por lo bueno y por lo otro también, que le ha permitido crecer como persona, ser humano y aprehender otra dimensión de sí mismo.

Alguien que va al exilio, puede tener mucho dolor por la circunstancia de partir y dejar sus raíces, su idioma sus costumbres sin embargo la experiencia le puede conducir a encontrar en esas tierras la pareja que le complementa en gran medida y poder hacer los estudios que de otra manera no habría podido realizar.

  1. y por último honrar: que permite dar las gracias, por la experiencia humana en la cual le acompaño, ese momento, circunstancia o dolor y que le prepara para renacer en una nueva dimensión humana, fortalecido y con toda su dignidad.

El estar vivo y con oportunidad de volver a comenzar en el plano que le causó gran dolor, le dota de unos repertorios que se instauran como bagaje y que van a permitir que sea un nuevo lugar desde el cual viva nuevamente una experiencia similar a la que pasó  recientemente, se puede volver amar, volver a trabajar, volver al país, es decir se puede volver a vivir, porque desde lo sistémico el mayor regalo es la vida, es decir se puede florecer nuevamente.

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